LA VERDAD DETRÁS DEL SUEÑO
Hay muchas cosas que te dicen cuando decides emprender. Que vas a ser tu propia jefa. Que podrás manejar tus tiempos. Que estarás haciendo lo que amas. Y sí, todo eso es cierto… pero solo es una parte de la historia.
Iniciar un emprendimiento es una de esas elecciones que parecen atrevidas, emocionantes e incluso románticas. Todos te brindan su apoyo cuando compartes tu proyecto, te comentan que estás en el camino correcto, que persigas tus sueños y que “cada esfuerzo trae su recompensa”. Pero hay una parte de esta historia que nadie te cuenta… y es justo la que más necesitas conocer antes de lanzarte.
Emprender no es solo tener una idea. Es sostenerla cuando parece que ya nadie cree en ella. Es confiar en ti cuando los resultados no llegan y seguir adelante cuando sientes que todo se viene abajo.
1. Emprender también es alejarte de personas
No todos entenderán tu ritmo, tu energía, tu visión. Algunos se irán. Otros te criticarán. Pero también aparecerán personas nuevas, que conectan contigo desde otro lugar. Lo incómodo del desapego se transforma en un espacio para vínculos más reales.
2. Hacer lo que amas no es suficiente
El amor por lo que haces no alcanza si no aprendes a administrarlo, sostenerlo, venderlo, comunicarlo. Emprender es ponerle estructura a la pasión, aunque a veces eso implique tareas que no disfrutas.
3. Nadie nace sabiendo emprender (y eso se siente incómodo)
Tendrás dudas. Te vas a equivocar. Vas a empezar de nuevo más de una vez. Y todo eso es parte de crecer. No significa que lo estés haciendo mal, significa que estás aprendiendo.
4. No necesitas tener todo perfecto para comenzar
No esperes el momento ideal ni el branding soñado. Empieza con lo que tienes. Lo perfecto rara vez llega, pero lo hecho abre camino. Y en el camino siempre puedes mejorar.
5. Vas a dudar de ti, incluso cuando todo parezca ir bien
El éxito no elimina la inseguridad. A veces, cuando todo marcha bien, igual aparece esa voz que cuestiona si eres suficiente. No te asustes: eso también es parte del proceso de crecer.
6. No todos van a entender tu camino (y no tienen que hacerlo)
Habrá preguntas incómodas, comentarios que no pediste, dudas ajenas que no necesitas absorber. Tu visión no necesita permiso. No necesitas explicarte todo el tiempo.
7. Emprender también es estar sola a veces
Tomar decisiones sola, cargar con todo el peso, no tener a quién consultar… sí, eso también pasa. Por eso es vital encontrar una comunidad que te entienda, te inspire y te recuerde que no estás sola.
8. Sentirte mal no significa que lo estés haciendo mal
Hay días de duda, de frustración, de agotamiento. Y eso no quiere decir que te estés equivocando. Solo que estás invirtiendo mucho de ti misma en algo que importa.
Emprender no se trata de hacerlo perfecto, se trata de hacerlo real
Emprender no es un trayecto limpio, claro ni mucho menos lineal. Es un proceso vivo, desafiante, que te sacude, te transforma y, en ocasiones, te confronta contigo misma. Hay momentos en los que duele, otros en los que entusiasma, algunos en los que agota… y otros en los que simplemente te llena.
Pero si, a pesar de todo eso, sigues apostando por ti, por tu visión y por el camino que has elegido, entonces vas por el rumbo correcto. Aunque avances despacio. Aunque aún no tengas todas las respuestas. Aunque haya quienes no comprendan lo que haces.
Incluso cuando estés creciendo, facturando o aparentemente “todo marche bien”, emprender sigue siendo un espejo. Uno que te muestra tus miedos, tus creencias limitantes, tu forma de relacionarte con el dinero, con el éxito y también con el fracaso. Y sí, habrá momentos en los que no te guste lo que ese reflejo te muestra.
No, emprender no es para todo el mundo. Pero si sientes que es para ti, confía: estás dando forma a algo valiente, auténtico y profundamente tuyo. Y solo por eso, ya es un logro enorme.
By Yareli Olvera