De la tele al teléfono: cómo ha cambiado la publicidad con el paso del tiempo.
Durante años, la televisión fue el medio por excelencia para hacer publicidad. Los comerciales de 20 o 30 segundos eran el sueño de cualquier marca: aparecían en horarios estelares, llegaban a millones de personas y tenían el poder de volverse parte de la cultura popular. ¿Quién no recuerda algún jingle que se le quedó grabado por años, o un personaje publicitario que se convirtió en ícono?
Pero hoy el panorama es otro: la atención ya no está en la tele, sino en la pantalla del celular. Y ahí, TikTok, Instagram, YouTube y otras plataformas llevan la delantera. Ahora las campañas necesitan ser rápidas, auténticas, visuales y sobre todo virales.
Uno de los mayores retos actuales en publicidad es captar la atención de un público que está expuesto a miles de estímulos diarios. El usuario promedio ve cientos de anuncios al día —muchos sin siquiera notarlo— y el tiempo promedio que se le dedica a un contenido antes de hacer scroll es de apenas unos segundos. Esto ha obligado a las marcas a volverse más estratégicas y creativas que nunca.
La atención se ha convertido en la nueva moneda de cambio. Ya no se trata solo de estar presente, sino de ser relevante. Y en ese contexto, las marcas tienen que aprender a hablarle a audiencias cada vez más segmentadas, exigentes y críticas. Ya no basta con lanzar un mensaje genérico esperando que funcione para todos: hay que personalizar, adaptar y entender profundamente a quién se está hablando.

TV
¿Qué cambió?
• El formato: pasamos de comerciales costosos y producidos, a videos espontáneos y creativos de 15 segundos.
• El poder: ya no solo las marcas hablan. Ahora los usuarios también lo hacen (y a veces mejor).
• El medio: la televisión es cada vez más un “fondo”, mientras que las redes sociales son el centro de atención.
• La conexión: antes bastaba con mostrar un producto. Hoy hay que contar una historia, crear comunidad, entretener y emocionar.
La publicidad ya no busca solo vender, sino ser parte de la vida digital de las personas. Y eso implica adaptarse constantemente a nuevas plataformas, nuevos lenguajes y nuevas generaciones.
Sabemos que no se trata de dejar atrás lo clásico, sino de evolucionar con creatividad e inteligencia. Porque aunque cambien los medios, lo que no cambia es la necesidad de contar buenas historias.
Sin embargo, ese modelo tenía algo en común: era unidireccional. La marca hablaba y el consumidor escuchaba. No había espacio para la interacción, la conversación ni la participación del público. Era una época de “impactar” más que de “conectar”
El cambio no ha sido solo en el medio, sino también en el mensaje y el formato. Antes, los spots duraban 30 segundos o más. Hoy, un video de 10 o 15 segundos puede tener muchísimo más impacto si logra captar la atención en los primeros tres. Lo que antes requería una gran producción, ahora puede nacer con una buena idea, un celular y creatividad.
Las reglas han cambiado. Ya no se trata solo de vender, sino de crear contenido que entretenga, emocione y conecte con el estilo de vida digital del público. La autenticidad es clave. Las marcas que se muestran más humanas, espontáneas y cercanas, son las que logran destacar en medio del ruido.
¿Lo viral, lo emocional y lo humano venden más?
Uno de los cambios más importantes en esta evolución ha sido el tono de la comunicación. En la publicidad tradicional, el enfoque era más institucional, incluso formal. Hoy, las marcas que destacan son aquellas que se atreven a mostrarse humanas: con errores, con humor, con empatía. Lo que conecta no es la perfección, sino la autenticidad.
Por eso vemos tantas campañas que apelan a las emociones: desde historias de superación hasta situaciones cotidianas que nos hacen reír o sentirnos identificados. La publicidad ya no busca interrumpir, sino acompañar. Y cuando se logra eso, el resultado es mucho más poderoso.
De influencers a creadores de marca
Otro fenómeno importante es el papel de los creadores de contenido. Los influencers han dejado de ser solo “personas con seguidores” para convertirse en verdaderos socios estratégicos de las marcas. ¿Por qué? Porque ya tienen la confianza de su comunidad. Y en un entorno saturado de mensajes, esa confianza es oro puro.
Las marcas que saben colaborar con creadores de forma auténtica (y no solo para posar con un producto) logran resultados mucho más impactantes. Se trata de construir relaciones, no de pagar menciones. Y muchas veces, los mejores embajadores de una marca no son las celebridades, sino personas comunes con una buena historia que contar.
La evolución continúa (y apenas comienza)
Lo más emocionante es que esta transformación no tiene un punto final. La tecnología sigue avanzando, las plataformas se reinventan constantemente, y las audiencias evolucionan junto con ellas. El futuro de la publicidad ya está tocando la puerta: inteligencia artificial, realidad aumentada, experiencias inmersivas, automatización personalizada… todo forma parte del nuevo escenario.
Pero en medio de tanto cambio, hay algo que se mantiene: la necesidad de contar buenas historias. Porque por más que cambien los formatos, siempre habrá espacio para una idea bien pensada, un mensaje que emocione o una campaña que nos haga sentir parte de algo más grande.
Ejemplos:
Spotify – “Wrapped”
¿Porque funciono?
Cada diciembre, millones de usuarios comparten su resumen de lo que escucharon. Es un ejemplo perfecto de cómo usar datos de forma creativa y personal.
Dove – “Real Beauty Sketches” (2013)
¿Por qué funcionó?
Dove rompió con los estereotipos de belleza mostrando cómo las mujeres se ven a sí mismas versus cómo las ven los demás.
Nike – “You Can’t Stop Us” (2020)¿Por qué funcionó?
Esta campaña mostró un montaje visual dividido, donde dos atletas diferentes parecen moverse como uno solo. Fue una pieza emocional que hablaba de inclusión, esfuerzo y superación.
Una campaña no necesita vivir solo en un cartel o un spot de TV: puede adaptarse, transformarse y viajar a través de múltiples plataformas. Lo importante es tener una idea sólida, bien pensada, que sepa hablar el lenguaje de la gente.
La publicidad ha recorrido un camino fascinante: de los anuncios en televisión que hablaban a las masas, a los contenidos personalizados que hoy buscan conectar de forma auténtica con cada persona. Las plataformas cambian, las tendencias van y vienen, pero el corazón de una buena campaña sigue siendo el mismo: contar una historia que conecte.
https://youtu.be/pcXTnyCmQbg?si=8m8kn4GrKnuE5eoe